Desde hace muchos años, especialistas como el Dr. Philip Hoffman empezaron a comparar los pies de sociedades que no utilizaban calzado con pies que habían estado calzados durante toda la vida, y se encontraron sustanciales diferencias en la estructura entre unos pies y otros.
Esta estética supeditada a la forma del zapato o deformidad de los dedos escondía unas consecuencias funcionales que poco a poco se fueron descubriendo.
Arco plantar
Debemos entender que el arco plantar es nuestro sistema de amortiguación natural: un muelle con una docena de ligamentos y cuatro capas de músculos. Al colocar un soporte externo bajo este arco interferimos en su funcionamiento y se debilita con el tiempo, contribuyendo a su colapso hasta terminar con los conocidos “pies planos”. Y se sabe que, tener este tipo de pies o esta degeneración, produce mayor prevalencia en lesiones de la extremidad inferior (Dahle et al., 2003; Tsai et al., 2006; Levinger et al., 2010).
Musculatura
Partiendo de que la deformación reduce la capacidad de contracción de la musculatura necesaria para mantener el peso corporal (Hurn et al., 2015), podemos pensar que el calzado tradicional contribuye a la atrofia de la musculatura intrínseca del pie si modifica la estructura de este. Pero además, correr con 4 mm o menos de suela hace que el puente plantar trabaje más, contribuyendo a la demanda de los músculos que lo sostienen, fortaleciendo así el pie (E.Miller et al., 2014).
Sistema propioceptivo
La amortiguación externa afecta también a tu sistema propioceptivo, el cual se encarga de transmitir al cerebro información sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí y en relación a su base de soporte. La riqueza sensorial del pie permite al cerebro formar una imagen mental del terreno (desnivel, textura, irregularidades, temperatura…). Pero al usar zapatos, esta imagen llega distorsionada, empeorando el equilibrio y la estabilidad.
Todo esto puede ser todavía más problemático en las fases de desarrollo y crecimiento en los que la riqueza sensorial a través de los pies es muy importante.
En un paper acerca del desarrollo cognitivo de los bebés, Isabel Gentil, profesora titular de la Escuela U. de Fisioterapia, enfermería y podología de la Complutense de Madrid, concluía que “no debemos poner impedimentos al desarrollo propioceptivo, neuromuscular e intelectual del niño encerrando sus pies en un calzado que no necesita, al contrario se deberá estimular a los niños a disfrutar de su cuerpo y de su motricidad con los pies descalzos”.
Así que podríamos decir que el uso de calzado tradicional puede tener consecuencias negativas para el funcionamiento y la estructura de nuestros pies. Y como comentamos en un artículo anterior, es importante respetar la función para cuidar la estructura.
Pero, ¿cuánta parte de esta función depende del calzado y cuanta del patrón de movimiento o de la técnica utilizada? Se ha investigado sobre la importancia de los patrones de movimiento en la técnica de carrera concluyendo que estos son más importantes que el calzado en sí. Es decir, es posible correr con mala técnica y así perjudicar a nuestra estructura tanto con calzado convencional como con calzado minimalista.
En próximos artículos hablaremos sobre ese patrón de movimiento y os daremos las claves para una correcta técnica de carrera.
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