Si nos trasladamos hasta México, siglos atrás, encontramos el origen de un tipo de calzado muy interesante y peculiar, el huarache, una sandalia fabricada de manera artesanal y con diseños variados que van desde los más sencillos, en los que se usan pocas correas, a diseños más elaborados.
Estos huaraches artesanales son los que utilizan pueblos indígenas como los Rarámuris o Tarahumaras, ubicados en el norte de México y conocidos popularmente en el mundo por correr grandes distancias utilizándolos. Tarahumara es la castellanización de la palabra rarámuri que traducida significa “los de los pies alados”, lo cual nos da una idea del espíritu y la esencia de esta comunidad. Abanderados de la corriente más naturalista y minimalista han impresionado al mundo por correr ultra maratones con estos huaraches, utilizando una goma como suela y un par de cintas de cuero sujetas al pie.
Científicos de diversos ámbitos y antropólogos que han estudiado a los tarahumaras han desarrollado diversas teorías que explicarían cómo es posible que recorran distancias de hasta 200 km sin detenerse y sin apenas cansarse. Entre ellas se encuentra la importancia de su origen: durante la invasión española se asentaron en la Sierra Tarahumara, inaccesible a cualquier transporte, y para comunicarse entre las distintas comunidades tenían que recorrer a pie grandes distancias por la abrupta sierra. Esto explicaría la increíble resistencia de la que son capaces.
Tales son sus habilidades que la UNESCO reconoce la “carrera rarámuri” como patrimonio de la humanidad, y es que las mujeres, hombres y niños de estos pueblos llevan siglos practicando esta actividad física, entrenando su resistencia con estos huaraches que les proporcionan esa sensación de libertad y además tienen una gran durabilidad. Su secreto no está en un entrenamiento deportivo como conocemos normalmente sino en un uso continuado durante el día a día, preparando sus ganados y rebaños.
Hoy en día estos pueblos indígenas siguen fabricando su propio calzado artesanal en base a los huaraches, que poco a poco vuelven a ponerse de moda, también entre los jóvenes, adaptándose a los nuevos tiempos. Utilizando esta filosofía minimalista y natural podemos darle un nuevo giro a la moda sostenible para respetar los ecosistemas y el medio ambiente del planeta.
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