Cuando hablamos de calzado minimalista debemos entender que no es un concepto nuevo de calzado o una nueva tecnología. Nos referimos a la corriente que analiza la función y la estructura de nuestros pies para desarrollar diferentes tipos de calzado que respetan estos dos elementos.
En cuanto a la estructura, el pie es una auténtica obra de ingeniería formada por una red de músculos, tendones, ligamentos, fascia y huesos. Todo esto en conjunto es la base de nuestro cuerpo y permite que podamos movernos durante toda nuestra vida.
Una sofisticada obra de arte que nos regala la naturaleza y que, en la mayoría de los casos, desde los primeros años de vida la condenamos al confinamiento y la encerramos día tras día.[/vc_column_text]
¿En que momento decidimos que nuestros pies no eran capaces de soportar las cargas diarias y necesitábamos una ayuda extra?
¿Quien nos ha hecho pensar que el calzado debe encargarse de amortiguar y propulsar cada paso en vez de ser responsabilidad de las diferentes estructuras de nuestro pie?
¿Podrían un exceso de amortiguación externa y la poca movilidad ser factores desencadenantes de lesiones en nuestros pies?
Todas estas cuestiones y sus respuestas, ponen en valor un tipo de calzado que permita al pie comportarse según su diseño y forma natural.
En los próximos artículos, desarrollaremos los beneficios del uso de calzado minimalista, pero aun sin conocer estos, no es difícil llegar a pensar que algo está fallando cuando con el uso del calzado clásico no dejamos que lleguen sensaciones a una de las zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo.
Debemos respetar la función, para cuidar la estructura.
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