El acrónimo DIY (Do It Yourself), traducido al español como “hazlo tú mismo”, podría parecer una afición exclusiva para los “manitas” pero en el fondo recoge toda una filosofía basada en hacerse o repararse uno mismo las cosas que necesita, generando una producción creativa de servicios y productos, con una gran satisfacción para quien lo hace al desarrollar sus niveles de aprendizaje y de autonomía.
Hace un tiempo, las culturas underground o las contraculturas anticapitalistas, como la punk, la indie o incluso la hippie, ante la magnitud y el crecimiento del consumismo quisieron volver a recuperar la romántica idea de hacer su propia ropa, sus objetos, su mobiliario e incluso sus propios instrumentos musicales, creando, sin saberlo, una posterior corriente o movimiento creativo perfectamente comercializable.
Otra de las teorías defiende que el origen del boom del DIY está en las crisis económicas que nos han obligado a buscarnos la vida para economizar, pero sería pobre pensar en esto como el único motivo.
[/vc_column_text]Sea de la forma que sea, nos gusta pensar, por una parte, que este movimiento ha calado hondo porque la situación actual ha despertado nuestra conciencia sobre un consumo que debe ser más responsable, sobre que el modelo de producción de las últimas décadas está agotando las fuentes de materias primas, sobre lo perjudicial que es comprar sin medida y consumir sin valorar lo que se esconde detrás de cada producto. Y por otra parte, ha cogido tanta fuerza en los últimos años porque ha puesto de manifiesto nuestro potencial para crear y nuestras ilimitadas ganas de aprender con la ayuda de las nuevas tecnologías que ponen al alcance de nuestras manos la información necesaria.
Por lo que si te unes a la filosofía del DIY no solo podrás descubrir y aprender numerosas habilidades personales, que seguro que desconocías, sino que estarás colaborando en toda una corriente cultural que ayuda a enfrentarse a la crisis, a luchar contra el consumo excesivo y contra el consumo agotador de muchas materias primas, contra la dependencia de las marcas y contra la despersonalización de los productos.
Conviértete en un “doer” y deja fluir tu naturaleza, pues todo lo realizado por uno mismo adquiere un valor especial.
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